¿Por qué empecé con La Chocha?: creando una comunidad femenina llena de placer
Todo empezó con una necesidad propia, un hambre por poder pintar un mundo en tonalidades de placer. Siempre fui una mujer rebelde, en búsqueda de realidades distintas que retaban el status quo. Al enfrentarme con la cruda verdad de lo que significa ser mujer en un mundo heteronormado, entendí que si quería un cambio, tenía que hacerlo yo.
Romper con el silencio del placer
El placer femenino ha sido históricamente silenciado, invisibilizado y castigado. El famoso “placer gap” no es solo un dato: es el reflejo de una estructura cultural que nos ha negado el derecho a gozar de nuestros cuerpos sin culpa y que rara vez nos ha ofrecido un espejo donde ver reflejada nuestra sexualidad. La Chocha nació como un acto de resistencia y de creación: un territorio donde el placer se nombra, se celebra y se comparte; donde la sexualidad femenina se reconoce como sagrada, cotidiana, integral y profundamente revolucionaria.
Una comunidad que florece
Más allá de los productos, La Chocha es un ecosistema sexual: un lugar donde convergen saberes, diálogos y experiencias que nos recuerdan que el gozo es un derecho humano. Quise crear una comunidad que se sostuviera en la complicidad, el cuidado y la valentía de mujeres que no temen habitar su deseo.
Este proyecto no solo se trata de vender vibradores, lencería o lubricantes. Se trata de sembrar confianza, abrir conversaciones y construir juntas un jardín en el que florezcan nuestras chochas —metáfora y realidad— sin miedo a ser vistas. Una invitación a que las mujeres puedan habitarse sin pedir perdón, amarse infinitamente y entregarse al gozo de esta vida breve, rodeándose de todo aquello que la hace más placentera.
Crear el mundo que quiero habitar
La Chocha, para mí, no es solo hacer negocio: es un canvas donde pinto mis valores y deseos. La Chocha me permite abrir mi corazón, sanar mi linaje, me da vida y es mi medicina. En la curaduría está mi identidad, mi deseo por recibir y dar algo diferente, algo mejor. Este proyecto empezó como una hipótesis: imagínate si… Y hoy, gracias a todas ustedes y a que soy tan terca, ya no tenemos que imaginar; hoy más bien vivimos lo rico que es: poder explorarte, encontrarte y sanarte.
Sé que no vamos a cambiar el mundo solas, pero sí podemos sembrar semillas de transformación. Cada taller, cada producto y cada conversación que se detona desde aquí tiene la potencia de desestigmatizar, liberar y reencantar nuestra relación con el placer.
Placer como revolución cotidiana
El placer es político. Priorizarlo es un acto de resistencia frente a un sistema que nos prefiere agotadas, sumisas y desconectadas de nosotras mismas. La Chocha es mi forma de decir: basta. Queremos vivir bonito, queremos vivir gozosas, queremos vivir libres.
Este proyecto es un colectivo: a todas las que sueñan con un mundo donde el gozo no sea un privilegio, sino una práctica cotidiana.
“Si llegaste hasta aquí, bienvenida al jardín de La Chocha. Aquí celebramos tu cuerpo, tu placer y tu derecho a florecer sin miedo. Vente con nosotras.”
